7. Concedemos que este universo recibe de otro ser tanto su mismo ser como el resto de sus propiedades. Pero podríamos pensar también que su creador imaginó en sí mismo la tierra, como adecuada en el centro del mundo, luego el agua, que colocaría sobre la tierra, a continuación los demás elementos, en su orden hasta llegar al cielo, y por último todos los animales, con sus formas respectivas para cada uno y en el mismo número que ellos, sin dejar a un lado tanto sus partes internas como sus partes externas, procediendo ya al fin, con todas las cosas así dispuestas, a realizar lo que había imaginado . Tal esfuerzo de reflexión no es, sin embargo, posible; porque, ¿de dónde podrían venirle las imágenes de lo que no ha visto? Aunque las recibiese de otro ser no podría verdaderamente trabajar con ellas como lo hacen ahora nuestros artesanos, que se sirven de las manos y de los instrumentos; pues es claro que las manos y los pies son siempre algo posterior. Hemos de pensar entonces que todos los seres existen primero en otra parte, y que luego, sin necesidad ningún ser intermedio y tan sólo por su vecindad con alguna otra cosa, se aparece inmediatamente una copia y una imagen de aquel ser inteligible, bien de manera espontánea, bien porque el alma se aplique a ello, y nada importa ahora a lo que queremos decir que se trate del alma en general o de una determinada alma. Así, pues, todas las cosas de aquí provienen del mundo inteligible; pero allí, ciertamente, las cosas eran mucho más bellas, porque aquí todo se encuentra mezclado y allí, en cambio, permanece libre de mezcla. Todo aquí, del principio al fin, está retenido por las cosas: la materia, primero, por las formas de los elementos, a las cuales se superponen otras formas, y aun otras nuevas, hasta el punto de que resulta difícil descubrir la materia, oculta como está por tantas y tantas formas. Como ella misma es, pues, la última de las formas, sea lo que sea tendrá que constituir por entero una forma y, naturalmente, una totalidad de formas, porque su modelo es al fin una forma, que produce su objeto sin ruido alguno. Ya que no está de más recordar que todo agente productor es una esencia y una forma, por lo cual la creación se desarrolla sin asomo de fatiga. Y es a la vez creación de todo, porque lo produce todo. No hay para ella obstáculo de ninguna clase y ahora mismo lo domina todo, aunque los seres creados se obstaculicen unos a otros, dado que, para ella, no servirán de impedimento. Subsiste, pues, siempre, porque ella lo es todo. Y a mí me parece que, si nosotros mismos fuésemos modelo, esencia y todas las formas a la vez, incluso forma productora, esto es, sí aquí abajo se encontrase nuestro ser, nuestro arte dominaría sin esfuerzo a la materia; aunque bien es verdad que todo hombre venido a la existencia produce una forma diferente de lo que él es, porque, una vez llegado a la condición de hombre, se deja de ser el todo. Por lo que es preciso cesar de ser hombre, para recorrer el cielo, como dice (Platón), y gobernar todo el universo; pues con el dominio del universo se crea en realidad el universo.
Todo nuestro razonamiento tiende a demostrar que podemos explicar perfectamente por qué la tierra está en el centro y es esférica y, de igual modo, la disposición misma de la eclíptica. Pero, en el mundo inteligible, no porque las cosas tuviesen que ser así se hicieron deliberadamente así, sino que, porque son como son, están realmente bien. Es como si, en el silogismo causal, la conclusión antecediese a las premisas y no surgiese como resultado de ellas. Ya que aquí nada proviene de una consecuencia o de una reflexión, sino que por el contrario, todo es previo a cualquier consecuencia o a cualquier reflexión, puesto que todo esto viene después, lo mismo el razonamiento, la demostración y la prueba. Como se trata de un principio, está explicado que todo provenga de él. Y se dice con razón que no deben buscarse las causas de un principio así, que es verdaderamente tan perfecto e idéntico al fin. Hasta tal punto que principio y fin son ya todo a la vez y de una manera continua.