SÓCRATES.—Figúrate, mi querido joven, que el primer discurso era de Fedro, hijo de Pitocles, del barrio de Mininos, y que el que voy a pronunciar es de Estesícoro de Himera, hijo de Eufemo. He aquí cómo es preciso hablar. No, no hay nada de verdadero en el primer discurso; no, no hay que desdeñar a un amante apasionado y abandonarse al hombre sin amor, por la sola razón de estar el uno delirante y el otro en su sano juicio. Esto sería muy bueno si fuese evidente que el delirio es un mal; pero es todo lo contrario; al delirio inspirado por los dioses es al que somos deudores de los más grandes bienes.
[Edición Electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS]Fedro:243e-244a – Segundo discurso de Sócrates
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