En efecto, el hombre debe comprender lo general; es decir, elevarse de la multiplicidad de las sensaciones a la unidad racional. Esta facultad no es otra cosa que el recuerdo de lo que nuestra alma ha visto, cuando seguía al alma divina en sus evoluciones; cuando, echando una mirada desdeñosa sobre lo que nosotros llamamos seres, se elevaba a la contemplación del verdadero Ser. Por esta razón es justo que el pensamiento del filósofo tenga sólo alas, pensamiento que se liga siempre, cuando es posible, por el recuerdo, a las esencias a que Dios mismo debe su divinidad. El hombre que sabe servirse de estas reminiscencias está iniciado constantemente en los misterios de la infinita perfección, y sólo se hace él mismo verdaderamente perfecto. Desprendido de los cuidados que agitan a los hombres y curándose sólo de las cosas divinas, el vulgo pretende sanarle de su locura y no ve que es un hombre inspirado.
[Edición Electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS]Fedro:249b-249d – Rememoração das Ideias
- Fedro:264e – Dos dois discursos de Sócrates
- Fedro:265c – Dois procedimentos do método dialético
- Fedro:266c – A Retórica
- Fedro:267d – Discussão
- Fedro:269c – A Verdadeira Retórica
- Fedro:271c – O Método da Retórica
- Fedro:272b – A verossimilhança e o verdadeiro
- Fedro:274b – A invenção da escrita: mito de Tot
- Fedro:275b – Ensinamento escrito e ensinamento oral
- Fedro:277a – Retorno a Lysias e recapitulação