1. La belleza se da principalmente en el ámbito de la vista. Pero también se da en el ámbito del oído y conforme a combinaciones de palabras; mas también se da en la música, y aun en toda clase de música, pues también hay melodías y ritmos bellos1. Y si, abandonando la percepción sensible, proseguimos hacia lo alto, también tenemos ocupaciones, acciones y hábitos bellos 5, ciencias bellas y la belleza de las virtudes2. ¿Existe además alguna belleza anterior a éstas? La discusión misma lo mostrará3.
¿Cuál es, pues, la causa de que aun los cuerpos aparezcan bellos y de que el oído asienta a los sonidos conviniendo en que son bellos? Y cuantas cosas depende directamente del alma, ¿en virtud de qué son todas bellas? ¿Y todas las cosas bellas lo son en virtud 10 de una sola y misma belleza o es distinta la belleza que hay en un cuerpo de la que hay en otra cosa? ¿Y cuáles son ésta o estas bellezas? Porque hay cosas, como los cuerpos, que son bellas no por sus sustratos mismos, sino por participación, mientras que otras son bellezas ellas mismas, por ejemplo la naturaleza de la virtud. En efecto, unos mismos cuerpos parecen ora 15 bellos, ora no bellos, como que una cosa es ser cuerpos y otra ser bellos. ¿En qué consiste, pues, esa belleza presente en los cuerpos? He aquí el primer punto que hay que examinar.
¿Qué es, pues, lo que concita las miradas de los espectadores y las vuelve hacia sí, las atrae y les hace disfrutar del espectáculo? Averiguado esto, bien puede 20 ser que, «sirviéndonos de ello como de escala»4, podamos contemplar aun las bellezas restantes. Pues bien, todos o poco menos que todos afirman que es la proporción de unas partes con otras y con el conjunto, a una con el buen colorido añadido a ella, la que constituye la belleza visible, y que para las cosas visibles, como para todas las demás en general, el ser bellas consiste en estar bien proporcionadas y medidas5.
25 Según esta teoría, nada que sea simple, sino forzosamente sólo lo compuesto, será bello. Además, según esta teoría, será bello el conjunto, mientras que las partes individuales no estarán dotadas de belleza por sí mismas, pero contribuirán a que el conjunto sea bello. Y, sin embargo, si el conjunto es bello, también las partes deben ser bellas, pues cierto es que la belleza 30 no debe constar de partes feas, sino que debe haber tomado posesión de todas ellas. Además, según esta teoría, los colores bellos, al igual que la luz del sol, siendo simples, no tomando su belleza de la proporción, quedarán excluidos de ser bellos. Y el oro, ¿cómo podrá ser bello? Y el relámpago o los astros, de noche, ¿serán dignos de verse por ser bellos? Y con los sonidos ocurre lo mismo: el sonido simple habrá desaparecido 35, a pesar de que muchas veces cada sonido de los que hay en un conjunto bello es bello aun por sí mismo. Y en los casos en que, aun manteniéndose la misma proporción, un mismo rostro aparezca unas veces bello y otras no, ¿cómo no habrá que admitir que la 40 belleza es otra cosa por encima de la proporción y que la proporción es bella por otra cosa?
Y si, pasando a las ocupaciones y a los razonamientos bellos, atribuyeran a la proporción la causa de la belleza aun en estas cosas, ¿qué proporción cabría aducir en ocupaciones, leyes, enseñanzas o ciencias bellas? ¿Cómo puede haber proporción entre teorema y teorema? Si es porque armonizan, también habrá concordancia 45 y armonía entre malos teoremas. Efectivamente, la tesis de que «la justicia es una auténtica simpleza» armoniza y consuena con la de que «la morigeración es bobería»6, y concuerda la una con la otra. Pues bien, todas las virtudes son bellezas del alma y bellezas más verdaderas que las anteriores; pero pro-perdonadas 50, ¿cómo pueden serlo? No son proporcionadas ni al modo de las magnitudes ni al modo del número, aunque haya varias partes en el alma7. Porque ¿cuál sería la fórmula para la composición o la combinación de esas partes o de esos teoremas? ¿Y en qué consistiría la belleza de la Inteligencia, si la Inteligencia está a solas?8.
Plotino comienza distinguiendo dos grados de belleza en orden ascendente: la sensible y la del alma. Dentro de la sensible, la visible y la sonora, y dentro de la sonora, la debida a «combinaciones de palabras» (prosa y verso) y la musical, y dentro de la musical, la de la música con letra (canto) y la sin letra (melodía y ritmo solos). ↩
El segundo grado de belleza es la del alma y «las cosas que dependen directamente del alma»: ocupaciones o profesiones nobles, acciones buenas y hábitos (virtudes) morales e intelectuales. ↩
Tema de los capítulos 7-9: sobre la belleza del alma está la de la Inteligencia y, sobre ésta, el Bien como principio de belleza. ↩
Cita del Banquete de Platón (Banquete 211c3), de donde toma Plotino su concepción de la gradación escalonada de bellezas. ↩
Se trata, principalmente, de los estoicos (Stoic. Vet. Fragm. III, núms. 278 y 472). El resto del capitulo es una refutación de esta teoría por la vía de la reducción al absurdo. ↩
platón pone estas dos tesis en boca de sendos antagonistas de Sócrates: Trasímaco (República 1:348c) y Calicles (Gorgias 491 e). ↩
Aquí me aparto de la puntuación de Henry-Schwyzer, juntando «aunque haya varias partes en el alma» con lo anterior, no con lo siguiente. Estrictamente, el alma es simple, aunque pueda ser concebida en cierto modo como compuesta (cf. I 1, n. 3). ↩
La Inteligencia está «a solas» porque es absolutamente una e indivisa: ni siquiera consta, como el alma, de una esencia indivisa y de otra indivisamente dividida (Introd. gen., secc. 44). ↩