4. Supongamos, pues, que está mezclada1. Ahora bien, si está mezclada, la parte peor, el cuerpo, saldrá ganando, y la otra, el alma, perdiendo. El cuerpo saldrá ganando al participar de la vida, y el alma perdiendo al participar de la mortalidad e irracionalidad. Entonces, ¿cómo es posible que lo que ve mermada de cualquier modo su vida reciba como incremento la sensibilidad? Bien al contrario, será el cuerpo el que, al recibir la vida, participará de la sensación y de las afecciones resultantes de la sensación. Y será el cuerpo, por tanto, el que también desee —pues él es quien ha de disfrutar de las cosas que desee— y el que tema por sí, pues él es quien ha de fracasar en la consecución de sus placeres y quien ha de corromperse. Pero hay que inquirir si este tipo de mezcla no será tan imposible como si alguien dijera que una línea está mezclada con lo blanco, o sea, una naturaleza con otra diferente2.
Pero lo de «entrelazada», no hace que las cosas entrelazadas experimenten las mismas afecciones, sino que es posible que lo entrelazado sea impasible, y así, es posible que el alma, aun permeando al cuerpo, con todo, al igual que la luz, no experimente las afecciones de aquél, sobre todo si lo permea de tal modo que esté compenetrada del todo con él. No por eso, pues, experimentará las afecciones del cuerpo, por estar entrelazada3.
¿Estará en el cuerpo como la forma en la materia? En primer lugar, estará como forma separada, puesto que es sustancia, y así estará más bien en calidad de quien se vale del cuerpo. Pero si es para el cuerpo como la figura impuesta al hierro es para el hacha4 (y será el compuesto de ambos, el hacha, quien realice cuanto realice el hierro así configurado, sólo que por razón de la figura), entonces todas las afecciones comunes se las atribuiremos más bien al cuerpo, sólo que al cuerpo específico, «al natural orgánico poseedor de vida en potencia»5. Es que es absurdo —dice (Aristóteles)— «afirmar que el alma teje»6. Luego también que apetece y que se apena. Ello es más bien propio del animal7.
En 4, 1-12, Plotino estudia el primer modo de unión: «mezclada» en el sentido de «fusionada», que es el único tipo de mezcla propiamente dicha, y lo rechaza reduciéndolo al absurdo. ↩
Reminiscencia de aristóteles, De gen. et corr. I 7, 323 b 26. ↩
Pero no en el sentido estoico de la compenetración física total, sino en el de la unión inconfusa de Amonio (cf. Introd. gen., secc. 3). ↩
Con el ejemplo del hacha, expresa aristóteles la unión hilomórfica del alma con el cuerpo (Acerca del alma II 1, 412 b 11-15). ↩
Cita de Aristóteles (ibid., 412 a 27-28). ↩
Ibid. 408 b 12-13. ↩
Es decir, es, más bien, el animal el que apetece y se apena. Esto nos lleva a la hipótesis 3.a, tema del capítulo 5. ↩