1. Dijo (Platón): “La Inteligencia ve las ideas que se dan en el animal en sí”, y añadió; el demiurgo “piensa que este universo debe poseer las cosas que la Inteligencia ve en el animal en sí”1.
¿Quiere ello decir que las ideas existen antes que la Inteligencia y que tienen realidad cuando la Inteligencia las piensa? Liemos de preguntarnos en primer lugar si este ser, esto es, el animal en sí, es lo mismo que la Inteligencia o algo diferente de ella. Puesto que la Inteligencia lo contempla2, el animal en sí no es la Inteligencia, sino lo inteligible; lo que ve la Inteligencia está verdaderamente fuera de ella. La Inteligencia sólo posee imágenes y no realidades, ya que las realidades están en el animal en sí. Según dice (Platón), la realidad verdadera se encuentra en ese ser en el que cada cosa existe en sí3. Mas, por el hecho de que la Inteligencia y el animal en sí sean distintos, no se sigue que estén separadas, salvo que consideremos así su propia distinción. Nada impide, además, a tenor de lo dicho, que ambos sean una misma cosa, dividida por el pensamiento; podría tratarse de un ser que fuese cosa pensada y cosa que piensa, porque (Platón) no dice que lo que ve la Inteligencia se dé absolutamente en otra cosa, sino que la Inteligencia tiene en sí misma el objeto que piensa4. Nada impide que lo Inteligible sea la Inteligencia misma en estado de reposo, de unidad y de calma. La Inteligencia que ve este Inteligible que se da en ella sería como el acto que proviene de ella y que la contemple. Al contemplarla, es, al igual que ella, Inteligencia, porque la piensa; y, a su vez, al pensarla, es como ella misma, en un sentido Inteligencia, y en otro Inteligible, porque la imita.
Se ha hablado de los dos primeros seres, pero qué decir del tercero, de ese ser que reflexiona para hacer, producir y dividir las ideas que ve la Inteligencia, como situadas en el animal en sí? (Quién es ese ser que reflexiona para producir en este mundo las cosas que ve en el otro.) Parece que (Platón), secretamente, hace un ser diferente de los dos primeros; otros, en cambio, creen que estos tres seres, el animal en sí? la Inteligencia y el ser que reflexiona, constituyen un solo ser, aunque para muchos esto pueda tomarse en un sentido o en otro, y de ahí que lleguen a afirmar que hay tres seres. Tal vez quien divide las ideas pueda considerarse en un sentido la Inteligencia, y en otro no; porque si las cosas divididas provienen de la Inteligencia, es la Inteligencia misma, no cabe duda, la que las divide; y si la Inteligencia permanece inmóvil e indivisa, aunque las cosas divididas provengan de ella, es el alma, naturalmente, la que realiza la operación. Por ello dice (Platón) que la división es obra del tercer principio y que se da en el tercer principio, que es el que reflexiona; porque reflexionar es obra, no de la Inteligencia, sino del alma cuyo acto se divide en una naturaleza divisible.