De Marsilio Ficino a Giovanni Cavalcanti, su amigo único: saludos.
Nuestro Platón en el Timeo, siguiendo y apoyando a Timeo el pitagórico, nos dice que el mundo ha sido engendrado a partir de Dios. Él nos muestra la causa tripartita de esta creación: su causa eficiente, su causa final y su causa formal. Sostiene que el mundo fue hecho por la potencia de Dios, mediante la gracia de Su bondad, como un modelo de sabiduría divina. Así como el diseño de un edificio completo y de sus partes existen en la mente de un arquitecto, así el diseño de este mundo entero y de sus partes existen en la inteligencia divina más allá del mundo. A ese mundo de más allá lo llama mundo de la inteligencia, y eterno; a este mundo lo llama mundo de los sentidos, y temporal. A los modelos de las cosas de este mundo los llama ideas en la inteligencia divina, y a las semejanzas a la inteligencia divina en este mundo las llama imágenes y sombras. Así, naturalmente, podemos ridiculizar a aquella gente ignorante que proclama de manera tan estúpida que Platón afirmó equivocadamente que las ideas universales y los principios están separados no sólo de los cuerpos físicos, sino también de la divina inteligencia e incluso los unos de los otros como las nubes dispersas en el aire por el viento. Pero ya que hemos aducido muchos argumentos contra esta gente en los libros que escribimos en tu casa de Regnano, baste por ahora seguir lo que Platón dice en el Timeo.
Consideremos en primer lugar, dice, lo que se pregunta normalmente antes que cualquier otra cosa acerca del universo: si ha existido siempre sin principio o si tuvo un origen. Claramente, puede ser visto y tocado, y es físico. Todas las cosas de este tipo afectan a los sentidos y son conocidas a través de ellos. Se está de acuerdo en que tales cosas son y han sido creadas; ahora bien, como afirmamos, lo que es creado necesariamente debe ser creado por una causa. Es verdaderamente difícil encontrar el hacedor y padre del mundo, y cuando uno lo ha encontrado, es imposible describirlo a la gente ordinaria.
Consideremos de nuevo si el hacedor del mundo siguió un modelo que es siempre uno y siempre el mismo, o si deberíamos decir que siguió uno que ha sido creado. Si el mundo es bello y su creador es bueno, él habrá preferido seguir un modelo eterno; en otro caso – sería blasfemo admitirlo–, habría seguido un modelo finito en vez del eterno. Ya que, en verdad, el mundo es la más bella de las cosas que han sido engendradas y su autor es la mejor de las causas, no hay duda de que siguió un modelo sin principio ni fin. Así, la creación es producida de acuerdo con ese modelo, que sólo puede ser comprendido por la razón y la sabiduría y que permanece inalterado; luego se debe concluir que este mundo es una imagen del otro.
Un poco más tarde, Platón añade: y ahora podemos explicar por qué razón el autor de todas las cosas quiso la creación y este universo. Él es bueno, y lo bueno jamás está tocado por ninguna sombra de envidia. Dado que la envidia era tan extraña para él, deseaba que todas las cosas fuesen como él tanto como les fuese posible. Quien de entre los hombres prudentes acepte esto como la primera causa de la creación del mundo, estará en lo cierto.
Un poco más adelante, Platón añade: habría que decir también que este mundo es un ser vivo e inteligente creado por la divina providencia. Veamos lo que se sigue de esto. ¿A qué ser hizo Dios semejante el mundo? No pensamos que lo hiciera semejante a ninguna especie particular de ser, ya que si hubiese sido hecho como un ser imperfecto, ciertamente no sería bello. Por el contrario, creemos que fue hecho semejante al ser del cual otros seres son partes tanto individualmente como por especie. Verdaderamente, el mundo de la divina inteligencia abarca en su seno a todos los seres vivientes que sólo pueden ser percibidos por la mente, del mismo modo que este mundo nos contiene a nosotros y a todas las otras criaturas percibidas por los sentidos. Ahora bien, Dios, queriendo hacer a este mundo semejante en todo al más bello y más perfecto de todos los seres, conteniendo en sus límites a todas las criaturas apropiadas a su naturaleza, hizo que fuera conducido ante Su mirada.
¿Estamos en lo cierto diciendo que hay un mundo? ¿No sería más correcto decir que hay muchos, o mejor innumerables mundos? En verdad hay uno, ya que está formado a imagen del uno. Puesto que contiene a todos los seres vivos que pueden ser comprehendidos, no puede tener compañero alguno, ya que en caso contrario debería haber otro ser que contuviese a los dos y al cual ambas partes pertenecerían; entonces, no podría decirse correctamente que este mundo es una copia de tales mundos, sino de este tercero. Por tanto, este mundo debe ser lo más semejante a ese Ser Absoluto en su unidad; ni dos, ni un número infinito de mundos fueron creados, sino que siempre ha sido, y será siempre, un solo mundo engendrado.
Oye a Timeo, el pitagórico y maestro de Platón, quien dijo con palabras similares que las ideas existen en Dios. “El mundo”, dijo, “es la mejor de las cosas que han sido creadas ya que procedía del más perfecto creador, quien no miró a ningún modelo hecho por la mano, sino a una idea y a la substancia inteligible. La creación, hecha en exacto y perfecto acuerdo con esta idea, es sin mancha y de una belleza incomparable. Este mundo es completo en todo momento en lo que concierne a los sentidos, ya que su modelo, que contiene en su seno a todos los seres inteligibles, no deja nada fuera de sí puesto que es la medida absoluta de lo que es inteligible tal como este mundo lo es de lo que es sensible”. Así dijo Timeo.
Hemos oído cómo las ideas de todas las cosas existen en un modelo viviente y eterno, el cual es lo más excelente de todo lo que es inteligible, es absoluto y omnipresente, y en cuyo exterior nada inteligible puede existir. Un modelo así no puede ser otro que el mismo Dios. ¿Qué podría ser más claro que esto?
Cuando Platón dijo que Dios hizo a todos los objetos sensibles semejantes a los inteligibles, añadió que Él los hizo semejantes a Sí Mismo, siendo el modelo original y Dios casi lo mismo. Verdaderamente, por muchos tipos de criatura que haya en este mundo, hay al menos tantas ideas en Dios. Estas ideas son principios inteligibles por medio de los cuales todas las cosas son hechas. Las formas creadas que están en la materia que en sí no está viva no viven, o apenas lo hacen, pero las ideas tienen vida porque están en el Dios viviente. Así pues, Platón dice en el mismo libro que la mente divina ha creado con su propia substancia, por el poder del pensamiento, tantas formas en este mundo como ideas ha visto en su sí mismo viviente. Esto es lo que Platón sostuvo, Giovanni, como has estado oyendo. Sus predecesores y aquellos que le siguieron también lo sostuvieron. Cree a Marsilio: quien sostenga algo distinto no sostiene la verdad.