Lisis (trad. em espanhol)

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Anterior probablemente al Cármides, el Lisis presenta, sin embargo, por su estructura y ambientación rasgos comunes1. También, por su contenido, el Lisis está próximo a un diálogo de la madurez de Platón, al Banquete. Como el Laques o el Eutifrón, el Lisis analiza el significado de una palabra, en busca de algo que sea característico de ella y que la defina. Pero, como otros diálogos de esta primera época, el Lisis concluye sin que hayamos podido precisar, tras varios intentos, el marco concreto en el que situar el tema del diálogo: la amistad2. Este fracaso dialéctico deja ver, sin embargo, la riqueza de planteamientos y pone de manifiesto, una vez más, el carácter abierto y creador de la filosofía platónica. No saber, al final, a qué atenemos sobre la amistad es dejar que el mundo concreto de la experiencia y de la vida choque con su reflejo, con el universo abstracto del lenguaje. Esta oposición establece una situación de privilegio en los comienzos del filosofar platónico, que no volverá a repetirse en ningún momento de la filosofía posterior.

Porque las dificultades para precisar conceptualmente estas palabras valor, amistad, belleza, sensatez, justicia, etc.- provienen, precisamente, de que la realidad desborda a la imagen que la lengua ha logrado sintetizar. Pensar es, pues, irradiar sobre un término o un problema las perspectivas de una historia individual, o bien hacer incidir, en el texto de un término, la multiplicidad de contextos con los que se ha ido entretejiendo y que sólo están aludidos en la absoluta soledad de la palabra.

Se pregunta en el diálogo qué es la amistad, qué es ser amigo. Esta pregunta ha sido provocada por la presencia, ante Sócrates, de cuatro jóvenes atenienses — Lisis, Menéxeno, Hipotales y Ctesipo — que le animan a dialogar con ellos en la bulliciosa atmósfera de la palestra que Platón va describiendo con rasgos magistrales: el enamoramiento de Hipotales, la curiosidad de Lisis, la ausencia de Menéxeno, la «embriaguez» de la discusión, la inoportunidad de los pedagogos que, con su «mal griego», increpan a los que quieren quedarse. Y, al final, esa leve pincelada descriptiva con la que el tiempo concreto irrumpe en la filosofía: «…les llamaban, mandándoles ir a casa. Ya había caído la tarde.»

Pero lo que presta al Lisis su excepcional importancia en la literatura y en la filosofía griegas es su argumento, el concepto de amistad. La historia de philía es, pues, la historia de una parte importante de las relaciones humanas entre los griegos. El término philon significó, en principio, aquello a lo que se tenía más apego, el propio cuerpo, la propia vida. Pronto, sin embargo, sale este círculo del yo para extenderse a bienes exteriores y significar, además, la consanguinidad. De este ámbito familiar irrumpe, con la democracia, en un tipo de elección más libre: amigos son aquellos cuyo vínculo no es ya el parentesco sino la camaradería, surgida, en parte, en una comunidad militar. Jenofonte, por ejemplo, habla de philoi refiriéndose a soldados mercenarios. Hay, pues, unos intereses de compañerismo, una comunidad de objetivos que organizan la libre elección de los individuos. Al mismo tiempo, una forma privada de las relaciones amistosas va sustituyendo al concepto colectivo de amistad.

Este tipo de relaciones con las que se establecían otros vínculos diferentes de los del clan primitivo, implicaba, como es lógico, una cierta forma de utilidad. El pueblo griego identificó muchas veces amistad y utilidad. Se necesitaría la reflexión socrático-platónica, para darle a la phília una profunda versión ética.. La excepcionalidad del Lisis reside, precisamente, en ser el primer documento literario en el que se lleva a cabo una investigación sobre el amor y la amistad, en la que se elaboran y superan algunas de las ideas tradicionales sobre estos conceptos.

El Lisis comienza con un ingenioso preludio en el que se critica la amistad basada en la presunción y en la posesión de bienes. Desde esta idea tradicional de amistad como utilidad se va proyectando la amistad hacia un nuevo horizonte. Tres estadios diferentes y complementarios se configuran en esta ascensión hacia el conocimiento de la amistad. El primero (212b-213c) se inicia con un planteamiento subjetivo, ¿quién es amigo de quién?, ¿el que ama o el amado? Al final de esta discusión que acaba sin respuesta, Sócrates se justifica porque tal vez no se ha buscado bien (213d).

Sócrates deja de conversar con Menéxeno y toma a Lisis por interlocutor. Este segundo estadio consiste en la búsqueda de un principio explicativo de la amistad (213d-216b). Partiendo de la explicación de los primeros filósofos de la naturaleza, que habían establecido la atracción de lo semejante por lo semejante, Sócrates plantea la cuestión de si esta afinidad no habrá que buscarla en algo más profundo, como la bondad.

El tercer momento de la investigación y en la que ésta alcanza su mayor intensidad, se estructura en dos planos distintos. El primero de ellos (216c-220e) se con figura en torno al concepto de finalidad y de prôton philon o amor originario y primero. La bibliografía sobre Platón ha discutido abundantemente sobre el carácter «ideal» de este amor, y su distinción de la próté philía aristotélica que no llega, por medio del eros, a un bien metafísico superior, sino a la experiencia concreta del otro. (Cf. Ética eudemia 1240a; Ética nicomaquea 1155b, 1159a, etc.).

El final del diálogo (221a-222e), segundo plano, se caracteriza por la irrupción de varios temas — el deseo, el eros, la connaturalidad — que hacen pensar en si Platón no está ya situando su análisis en el dominio del eros del Banquete. (Excertos da tradução espanhola publicada em Librodot.com)


  1. Referencias concretas a la cronología pueden encontrarse en W. K. C. GUTHRIE, A History of Greek Philosophy, vol. IV, Cambridge, 1975, pigs. 134-135. 

  2. Un minucioso análisis de la estructura dialéctica del Lisis la ha llevado a cabo EGIDIUS SCHMALZRIEDT, Platón. Der Schriftsteller und die Wahrheit, Munich, 1969, págs. 108-134.